¿Compras para ser feliz?

Dicen que el dinero no puede comprar la felicidad, pero produce una sensación tan parecida que se necesita varios expertos para ver esa diferencia.

Usualmente la publicidad nos transmite la idea directa de “Yo debo comprar este producto”, puede ser un producto mediocre, o tal vez no, pero queremos ser dueños de lo que creemos nos hará felices. Nosotros creemos que somos infelices porque nos hace falta algo, por lo tanto, suponemos que al comprar el producto nos sentiremos mejor.

Esos comerciales que nos hacen pensar necesidades que en realidad no tenemos, una necesidad de comprar productos porque sin ellos, a la vida le falta sentido. En la publicidad podemos ver todo lo que desearías que fuera tu vida por unos minutos con ese producto, y un breve momento de sentir esa felicidad, es bastante bueno. Pero, si tus cosas no te hacen feliz, no estás obteniendo las cosas correctas.

Muchas veces compramos por el impulso de un anuncio que nos motivó a hacerlo, pero la felicidad dura tan solo unos días por el hecho de ser reciente, después, pasas a convertirlo en algo normal de rutina diaria y la emoción se va, y es válido, a todos nos a pasado.